Notas y reportajes

Hacia la soberanía alimentaria y la autosustentabilidad

Yo puedo hacerlo

La finalidad de esta columna es mostrar experiencias de iniciativas que podemos replicar en nuestras casas para mejorar nuestra calidad de vida ya sea a través de la sana alimentación como de la fabricación de artefactos y elementos de uso cotidiano

¿Cuántas veces decimos ‘tenemos que comer mejor’ o ‘debo mejorar mi nutrición’ pero nada de eso consigo en el actual sistema de vida? Tal vez debamos decir ‘por qué no producir mi propio alimento’. Los beneficios son múltiples: haciendo una huerta nos estamos conectando con la Madre Naturaleza y eso genera una energía que no se compra en ningún mercado ni se consigue en ningún otro lugar. También sabremos qué es lo que comemos, ya que está propiciado por nuestras propias manos y nuestro ingenio.
Es orgánico este alimento ya que no contiene ninguna clase de químico, veneno ni pesticida que genere problemas a nuestra salud. Es una ventaja muy importante, ya que de este modo la salud de nosotros se verá beneficiada. Comer natural, sano y hecho en casa.
Otra ventaja, en estos tiempos que corren, tiene que ver con lo económico ya que nuestra huerta nos dará el fruto de nuestro compromiso con la Madre Naturaleza sin tener que mediar ningún pago por el hecho de cosechar unos rabanitos o algunas hojas de lechuga. Tomamos lo que necesitamos en un estado fresco y sin tener que ir a hacer fila en ningún mercado.
El sabor, la nutrición y la frescura de las hortalizas y frutos de nuestra huerta no tienen comparación con las que llegan desde cientos de kilómetros en un camión con o sin refrigeración y además sin venenos.
Ya ven, la soberanía alimentaria y una buena alimentación empieza por casa, comienza en nuestras manos y en nuestra capacidad de llevarla adelante. Para eso basta contar con algo de tierra, propia o prestada; si no es posible se puede cultivar en macetas o en cajones, en canteros. Hay varias opciones al momento de diseñar nuestra huerta.
Si bien la soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos a alimentos nutritivos y culturalmente adecuados, accesibles, producidos de forma sostenible y ecológica, y su derecho a decidir su propio sistema alimentario y productivo; como se expresa más arriba: todo puede empezar por casa.
El objetivo es tomar del sistema cada vez menos y empoderarnos, haciendo y disfrutando. Les aseguramos que una mejor calidad de vida es posible y en la mayoría de los casos es gratis, no se trata de comprar la felicidad, sino de hacerla nosotros mismos.

Nos preparamos para sembrar en septiembre
En Argentina en el mes de septiembre se puede sembrar Acelga, Lechuga, Perejil, Apio, Rabanito, Remolacha, Achicoria, Rúcula, Zanahorias, Escarola, Puerro, Papa, Albahaca, Tomate, Pimientos y Berenjena.
Es aconsejable realizar una huerta acorde a tus necesidades, es decir, tener en cuenta las personas que intervienen, los gustos de cada uno, la superficie o terreno con que se cuenta, como la calidad del suelo a usar, estos datos proporcionará el tiempo y el esfuerzo demandante.
Un huerto trabajado intensivamente puede otorgar cantidad y calidad.
Utilice el cerco de la huerta para cultivar especies que puedan crecer en forma vertical como: zapallo, poroto, tomate, melón, etc.
Es indispensable realizar asociaciones de cultivos, a modo de ejemplo y luego de pasado el peligro de heladas, sembrar maíz, cuando la altura de la planta llegue a nuestra rodilla, colocar 1 o 2 semillas de poroto al lado de cada planta de maíz. De esa forma el poroto va a utilizar la caña para enroscarse.
Se puede aprovechar la franja de sombra que proporciona el maíz-poroto y sembrar lechuga y rabanito.
Tener en cuenta que como todavía hay peligro de heladas, las especies sensibles tales como el poroto, maíz, zapallo, melón, zapallito, etc. , sembrarlas desde mediados a fines de septiembre o de lo contrario protegerlas con paja seca por ejemplo durante la noche.