Caso D’Alessio: La negociación de Garavano con Fariña sobre la mesa
En el juzgado de Dolores, Rolando Barreiro reveló el intento de amedrentar a la abogada de Fariña, quien habría estado en una reunión con Garavano y compromete al Gobierno
Fuentes cercanas a la causa judicial que tramita en Dolores señalaron anoche que se habría firmado un acuerdo preliminar para que el espía Hugo Rolando Barreiro, Rolo Barreiro, declare como arrepentido ante el fiscal Juan Pablo Curi. La audiencia en la que se firmó este acuerdo previo se filmó, pero el fiscal, que está jugando a favor de Comodoro Py, puso tres condiciones, por lo que todavía no se sabe cuándo se producirá esa declaración en carácter de arrepentido en la que el espía contará todavía más cosas. Barreiro habló ante el juez a lo largo de extensas jornadas y continuará este lunes a partir de las 9. Durante el domingo mencionó tareas de espionaje y coacción contra la ex abogada del arrepentido Leonardo Fariña: la seguían, intentaron robarle el auto y quisieron apropiarse de la documentación que la letrada llevaba en el vehículo.
Personas cercanas a la abogada le confirmaron a PáginaI12 que el intento de robarle el Audi A1 se perpetró dos veces. Parece que el objetivo principal fue intimidarla porque ella estuvo presente en una reunión, realizada en la oficina del ministro de Justicia, Germán Garavano, y en la que estuvieron el ministro y Leonardo Fariña. El encuentro fue antes de la declaración de Fariña como arrepentido y la versión es que Garavano se comprometió a sacar de la cancha a varios jueces que podían fallar en contra de Fariña. También se buscó involucrar a Cristina Fernández de Kirchner en una causa.
El acuerdo al que se habría llegado con Barreiro se consiguió después de 48 horas de resistencia del fiscal, que juega de forma permanente sus cartas a favor de la estructura judicial relacionada con Cambiemos y con sede en Comodoro Py. El sábado “Rolo” empezó a declarar a las 13 y habló durante nueve horas. El domingo arrancó a las 10 y terminó al anochecer. En todo momento estuvieron el juez Alejo Ramos Padilla, el fiscal Curi, se aceptó la presencia de un secretario del fiscal, y estuvieron también los abogados defensores de los imputados.
Barreiro manifestó su deseo de declarar como arrepentido, lo que le permitiría revelar más hechos que los que está revelando, a cambio de una reducción de pena. Sin embargo, el fiscal puso tres condiciones para aceptarlo como arrepentido:
Que el juez resuelva la incompetencia, una exigencia que coincide con la planteada por Carlos Stornelli, y que no tiene nada que ver con el imputado, ya que mientras tanto el juez es competente.
Que haya un permiso del presidente Mauricio Macri para relevar a Barreiro del secreto que debe guardar un espía.
Que se le permita acceder a la totalidad de los elementos de prueba.
Frente a estas dos últimas condiciones, la propia defensa de Barreiro dijo que el espía revelaba hechos posteriores a su abandono de la AFI y que en datos puntuales que tienen que ver con la central de espías se podía pedir el levantamiento de secreto. También la defensa de Barreiro sostuvo que todas las partes tienen acceso a la prueba que ya está concluida y por supuesto que hay pericias que se están haciendo.
Básicamente lo que reconoció Barreiro hasta ahora es que la estructura de espionaje ilegal que rodeaba a Marcelo D’Alessio fue una estructura organizada por la Agencia Federal de Inteligencia (AFI). Los integrantes de esa banda fueron agentes inorgánicos de la AFI, es decir no figuraban como efectivos, pero cobraban de la AFI. Mencionó a cuadros medios y altos del edificio de la calle 25 de Mayo, donde funciona la central de la AFI, como los jefes ante los cuales reportaba la organización en la que estaba D’Alessio.
Como anticipó PáginaI12 ayer, la estructura debía realizar actividades ilegales de espionaje, pero según Barreiro “desbarrancó”, es decir que “terminamos haciendo cualquier cosa y haciendo cosas para cualquiera”. En ese terreno, supuestamente, entraron las extorsiones, coacciones e investigaciones como las que le hicieron, a pedido de Carlos Stornelli, al ex marido de la actual esposa del fiscal.
Entre las decenas de casos que explicó el espía, una de los más llamativos fue el seguimiento y coacción de Giselle Robles, ex abogada de Fariña. El espía contó que no sólo la hostigaban sino que intentaron robarle el auto. Este diario tomó contacto con alguien del círculo más cercano a la letrada, quien confirmó que había percibido el hostigamiento y que trataron de robarle el auto dos veces, en dos diferentes estacionamientos. La metodología fue idéntica: se presentaba una persona, decía que había perdido el tiquet, pero daba todos los detalles de la abogada como para que le permitieran llevarse el Audi A1. En uno de los casos, los presuntos ladrones quedaron filmados. Como Robles guardaba legajos en su auto, tenía mucho cuidado en dejar su vehículo sólo en estacionamientos de su confianza.
La presión sobre Robles puede deberse a que la abogada habría estado presente en una reunión donde se definió el contenido de la declaración de Fariña como arrepentido. El dato ya había sido revelado por el diputado Leopoldo Moreau, pero quedaría ahora confirmado. En la reunión estuvieron el ministro Garavano, el arrepentido Fariña y la abogada Robles. Este sería un hecho de máxima gravedad porque quedaría claro el papel del Poder Ejecutivo en una causa judicial. Es más, la versión indica que en el encuentro se buscó la manera de vincular a CFK con la causa por el dinero de Lázaro Báez.
Otro aspecto gravísimo de ese encuentro –en teoría fue en marzo o abril de 2016– es que se le prometió a Fariña sacar de la cancha a varios jueces que podían agravar su situación, ya sea en la instrucción como luego en las distintas cámaras. Se mencionó, por ejemplo, a Carlos Rozansky, como alguien que debía ser apartado. También se habló de lograr el apartamiento de otros dos jueces.
La banda de D’Alessio también tenía un objetivo económico en el intento de robo del auto de Robles. El vehículo fue entregado a la abogada por Fariña como parte de pago de los trabajos de defensa, pero la transferencia no se había terminado de hacer. De manera que la banda quería quedarse también con el auto, porque Fariña no lo iba a poder reclamar.
A lo largo de casi dos días de declaración, el espía apuntó a un juez de Comodoro Py que, a través de una operadora, le mandaba empresarios a D’Alessio para concretar una coacción. También hay referencias a que la banda de la AFI y del falso abogado trabajó para un senador nacional con el argumento de que dirigentes de otra fuerza política estaban involucrados en casos de narcotráfico.
O sea, hay un largo listado de maniobras ilegales cometidas por una asociación ilícita que no sólo espiaba, sino que extorsionaba y coaccionaba.