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A 25 años del reconocimiento de “Preexistencia” de las naciones ancestrales

Pueblos Originarios
Ángela Lanche es una fiel luchadora de los Derechos Indígenas en cada ámbito que le toca participar; vive en el Departamento San Javier, Santa Fe y pertenece al Pueblo Mocoví

Ángela Lanche es una fiel luchadora de los Derechos Indígenas en cada ámbito que le toca participar; vive en el Departamento San Javier, Santa Fe y pertenece al Pueblo Mocoví. En 1994 participó de la Reforma Constitucional que introdujo los Derechos Indígenas, mediante el Artículo 75 Inciso 17, a la regulación legal Argentina.
A 25 años de esa lucha histórica, nos cuenta su experiencia durante la Convención Constituyente.
¿De qué manera empezaron a organizarse una vez conocida la noticia de la Reforma Constitucional?
Nosotros estuvimos preparándonos un largo tiempo con distintos Pueblos Indígenas del país; nos reuníamos generalmente en Pozo del Tigre, Formosa, con la colaboración de ENDEPA y de INCUPO. Todos estábamos enfocados en una misma causa, un mismo camino.
En ese momento empezamos a cultivarnos, a organizarnos en cuanto los temas a tratar en función de la reforma. Entendimos, mediante ese proceso, que la única forma de lograr nuestra meta era estando unidos.
Al llegar a la Constituyente, ¿Cuáles eran sus expectativas? ¿Cómo se desarrollaban las jornadas?
A llegar a Santa Fe, descubrimos un ámbito nuevo. De a poco empezamos a andar en los distintos espacios donde se realizaban las reuniones y a participar de ellas. Cuando comenzamos a comunicar nuestras posturas, muchos constituyentes se quedaron con los ojos abiertos, porque no pensaban que los “indios” que estábamos en los pasillos, íbamos a revertirles tanto la situación.
No fue nada fácil, fueron días de vigilia, noches de tristezas y alegrías entremezcladas. Muchos convencionales no estaban de acuerdo con nosotros. Fue una lucha positiva porque todos las Comunidades Indígenas estuvimos siempre juntas y compartíamos todo. Todas las opiniones valían.
Al final de las agotadoras jornadas nos reuníamos a debatir y a participar; éramos todos muy compinches. A raíz de eso y luego de tres meses de espera salió lo que salió, porque hasta último momento nuestro objetivo no se lograba. Al final, destacamos que fue una experiencia por demás buena.
¿Qué sintieron al momento de la aprobación del texto?
Fue muy emocionante, muy lindo; lloramos todos juntos. Fue muy fuerte todo, tanto para mí como para todos mis compañeros. La presión Indígena fue enorme.
Ese momento resultó grandioso porque todos los convencionales levantaron la mano, para la aprobación del Artículo. Fue un momento de mucha adrenalina, donde se mezclaron la emoción, el llanto y las risas. Sentimos que todos los meses que pasamos ahí fueron valederos y sentimos también el acompañamiento de nuestros antepasados en ese instante.
Mirando en retrospectiva, ¿Cuáles son las cuestiones positivas a destacar y qué aspectos aún hoy quedan pendientes para resolver?
En relación a nuestros derechos, es muy poco lo que se ha logrado; creo que en estos 25 años fue muy poco el logro, sobre todo en la recuperación de nuestras tierras. Cuesta mucho la implementación de escuelas bilingües e interculturales, la incorporación de la medicina alternativa y muchas veces el desarrollo de nuestra cultura. En todos estos aspectos, nos cuesta andar todavía, pero vamos caminando.
A pesar de los años que tengo y de nuestras cuestiones pendientes, me siento muy feliz con todo lo que hemos logrado. Muchas veces uno se contradice, a veces vemos mucho, a veces vemos poco; pero me pone muy feliz el hecho de que la juventud haya tomado la posta y eso es muy bueno.
A mí, por ejemplo, no me permitieron hablar el idioma Mocoví, sin embargo tengo la satisfacción y el orgullo de que mi hija si lo puede hacer a través de la escuela bilingüe e intercultural, mediante esa posibilidad ahora también estoy aprendiendo con ella.
Doy gracias a Dios, al universo y a nuestros ancestros que nuestros jóvenes tengan más posibilidades y que puedan trabajar y desarrollarse en distintos ámbitos; eso me llena de orgullo y de satisfacción. Es un mimo, a mi edad, poder ver todo lo que se está logrando y que la semilla que nosotros sembramos se vaya cosechando de a poco.
En sentido general, ¿Qué considera importante resaltar, en relación a la situación Indígena?
Lo que marcó este tiempo fue la presencia positiva de todos los Pueblos Originarios del país. En general esa presencia se hizo notar, porque históricamente se pensó que los extranjeros eran dueños de nuestras tierras y que nosotros éramos los extranjeros.Tenemos que seguir luchando para que en la educación actual esté presente nuestra cultura, nuestro idioma y todo lo referente a lo Indígena. Yo a las luchas las siento en alma y en el corazón; me considero una mujer Indígena rebelde. Por más que muchas veces quisieron enterrar nuestra esencia Indígena, siempre seguimos adelante con fuerza y optimismo, con el riego de la paciencia, con la sangre de nuestros antecesores, mediante sus luchas, siempre nos sobrepusimos.
Hoy como mujer, como madre, abuela y esposa, estoy convencida de que lo que me ha tocado realizar en la vida, siempre lo he hecho con tranquilidad y con paciencia. Siempre he sobrepasado los sentimientos de resentimiento y de odio tras tantos arrebatamientos que con el tiempo fueron sanando. Hoy pienso las circunstancias con más tranquilidad y sensatez, con el convencimiento de continuar luchando por nuestros derechos y hacer notar que los Pueblos Indígenas ESTAMOS presentes en nuestro país.