Mujeres que viajan solas, travesías con perspectiva de género
“Pareciera que la mujer debe estar confinada a la vida doméstica”
Antropóloga, feminista, viajera, investigadora, Esther Correa plantea un análisis sobre el viaje de mujeres por Sudamérica. Estuvo un tiempo en Rojas, donde tiene amistades
Desde el Estado Do Pará, en Brasil, Esther Correa nos habla sobre el empoderamiento femenino. Investiga a la mujer viajera y contó sus experiencias en el programa ‘Voces por el buen vivir’ que se emite Radio Rojas los sábado de 9 a 12.
Está realizando un doctorado en la Universidade Federal do Rio Grande do Norte, que es una universidad pública. Su localización es la ciudad de Natal, en el Estado del Rio Grande do Norte. Es el principal centro de enseñanza superior del estado y una de las 10 mayores universidades federales de Brasil en cantidad de alumnos de graduación.
El doctorado se basa en ‘Mujeres viajeras en Sudamérica’. “Hace un año hice un viaje por Sudamérica de tres meses, estuve en Bolivia cuando se llevó a cabo el golpe de estado contra Evo (Morales), luego fui a Perú, Chile y de ahí fui a Argentina, pasando por Salta y Rosario, pasando unos días en Rojas con mis amigos” y agregó “el viaje lo hice con otras mujeres y fue una experiencia increíble, sobre todo en Bolivia, donde estuve presa y fue todo caos por lo que se vivía en lo político y social”.
“En Chile también había un clima revuelto, por eso no me quedé tanto tiempo, en Argentina se dieron las elecciones y ver volver a Cristina (Fernández) para mí fue muy lindo”, relató Correa quien visitó varios países del Cono Sur en momentos históricos. “Cuando estuve en Perú vi que liberaron a Lula (Da Silva) y eso fue muy hermoso”, completó.
Consultada sobre el motivo que la llevó a elaborar su tesis doctoral en base a este tema, Esther sostuvo “como mujer viajera, siempre lo hice sola y para una mujer eso es un proceso que no es tan simple como lo es para los hombres que tienen la libertad de viajar y pareciera que la mujer debe estar confinada a la vida doméstica, a estar en casa pero por suerte hay muchas mujeres que viajan, las argentinas son muy viajeras en cambio en Brasil eso no pasa, es más complicado”.
“Por eso me interesé en otras mujeres que viajan solas, cómo lo hacen, cómo viven y lo enfrentan, entonces me pongo a pensar en el viaje con la perspectiva de género; además en la ruta aparecen cosas como el machismo, pero la casa tampoco es un sitio tan seguro y por ejemplo en Brasil hay muchos femicidios, más que en cualquier país de Sudamérica”, relata Correa.
Consultada sobre su trabajo de investigación, la antropóloga contó “conocí cinco viajeras en Santa Cruz de la Sierra, Bolivia, mujeres que viajaban trabajando como artesanas en la vía pública, haciendo manualidades y con lo obtenido con su arte, viajaban; dos brasileñas, una colombiana, una argentina y una mexicana, mujeres jóvenes de países distintos con diferentes formas de viajar y de vivir”.
Ferviente admiradora de Lula
Correa contó por qué hay un antes y un después en Brasil desde que Luiz Inacio ‘Lula’ Da Silva fue presidente del hermano país. “Lula fue el mejor presidente de Brasil, yo pertenezco a una comunidad muy pequeña, que no está en el mapa, vengo de una familia que no tiene dinero, son trabajadores de la tierra y era impensado que pudiera llegar a la universidad; Lula expandió las universidades y los hijos de los trabajadores pudieron llegar a la universidad; yo soy una de esas hijas que pudo llegar y ahora está haciendo un posgrado; no soy la única de mi realidad que está haciendo eso”.
“La élite brasileña es muy mediocre, no quiere que tengamos acceso a derechos, nos niega todo, no quiere que lleguemos a la educación; con Lula empezó otra realidad, por eso hay tanto odio de clase”, finalizó Correa.